IMPORTANCIA DE INTEGRACIÓN FAMILIAR CON EL ADULTO MAYOR
Una de las situaciones más comunes y difíciles al interior de cualquier familia comienza cuando Los adultos mayores que por muchos años viven en forma independiente y autónomamente, pierden esas características y caen en la fragilidad debido a situaciones puntuales, como por ejemplo, una caída.
Es allí que se plantea el gran dilema es conveniente o no que sigan viviendo solos, o se trasladen cerca de los hijos o a la propia casa de éstos. Cuando algún familiar decide hacerse responsable de su cuidado generalmente no han previsto todas las implicaciones que a medio y a largo plazo van a tener, las complicaciones y las dificultades que esto implica.
“En estos casos es ideal la intervención de profesionales que pueden analizar la situación con los familiares, sugerir alternativas y ayudarles a tomar decisiones y, en su caso, a planificar el cuidado de la persona mayor”, destaca la Gerontóloga Elvira Fierro Rice, Directora Ejecutiva de Etxekide Santiago.
Destaca que los profesionales deberían hacer ver a la familia las ventajas e inconvenientes de cada solución, así como facilitarle las mejores soluciones respecto al cuidado. Éstas deben ser siempre las que guardan el equilibrio entre el mantenimiento de la independencia funcional de las personas mayores y su seguridad.
“Actualmente se considera fundamental a la hora de tomar decisiones respecto de los cuidados para los mayores tener en cuenta que siempre debe priorizarse la posibilidad de que el adulto mayor permanezca el mayor tiempo posible en su domicilio rodeado de su familia y objetos queridos, lo que le permite sentirse vinculado y querido conservando su calidad de vida”, afirma la experta. Para ello en ocasiones puede ser necesaria cierta ayuda para que puedan recuperar aquellas habilidades que han perdido y estimular en forma activa todas aquellas habilidades que aún conservan.
Es fundamental para ello una evaluación geriátrica integral para crear una idea de cuál es el estado en el que está nuestro adulto mayor y nosotros como familia. Lo que nos permitirá conocer la funcionalidad de la persona en cuanto a las actividades que realiza y las que dejó de hacer, explorar la situación mental, emocional y física.
Durante el extenso tiempo que se prolonga una situación de cuidado, las personas implicadas experimentan cambios en las distintas áreas de su vida. Estos cambios transforman los roles y responsabilidades que hasta ese momento habían tenido los miembros del núcleo familiar afectado. El proceso de "ajuste" a la nueva situación suele llevar asociadas tensiones y dificultades que harán necesario el empleo de habilidades adecuadas de afrontamiento tanto por parte de los cuidadores externos o familiares como de la persona mayor dependiente.
Lo antes mencionado implicará la implementación de un plan personalizado centrado en las necesidades del adulto mayor y su contexto para generar intervenciones profesionales a través de equipos de rehabilitación y/o mediante cuidados auxiliares supervisados por especialistas, en el propio domicilio, buscando fortalecer al máximo posible su nivel de autonomía personal, apoyando la integración social en el entorno habitual de convivencia.
De acuerdo a los últimos estudios realizados sobre el tema, y a la tendencia de los países europeos, el adulto mayor debe permanecer el mayor tiempo posible dentro de su domicilio lo que garantiza finalmente, una mayor calidad de vida.
Es allí que se plantea el gran dilema es conveniente o no que sigan viviendo solos, o se trasladen cerca de los hijos o a la propia casa de éstos. Cuando algún familiar decide hacerse responsable de su cuidado generalmente no han previsto todas las implicaciones que a medio y a largo plazo van a tener, las complicaciones y las dificultades que esto implica.
“En estos casos es ideal la intervención de profesionales que pueden analizar la situación con los familiares, sugerir alternativas y ayudarles a tomar decisiones y, en su caso, a planificar el cuidado de la persona mayor”, destaca la Gerontóloga Elvira Fierro Rice, Directora Ejecutiva de Etxekide Santiago.
Destaca que los profesionales deberían hacer ver a la familia las ventajas e inconvenientes de cada solución, así como facilitarle las mejores soluciones respecto al cuidado. Éstas deben ser siempre las que guardan el equilibrio entre el mantenimiento de la independencia funcional de las personas mayores y su seguridad.
“Actualmente se considera fundamental a la hora de tomar decisiones respecto de los cuidados para los mayores tener en cuenta que siempre debe priorizarse la posibilidad de que el adulto mayor permanezca el mayor tiempo posible en su domicilio rodeado de su familia y objetos queridos, lo que le permite sentirse vinculado y querido conservando su calidad de vida”, afirma la experta. Para ello en ocasiones puede ser necesaria cierta ayuda para que puedan recuperar aquellas habilidades que han perdido y estimular en forma activa todas aquellas habilidades que aún conservan.
Es fundamental para ello una evaluación geriátrica integral para crear una idea de cuál es el estado en el que está nuestro adulto mayor y nosotros como familia. Lo que nos permitirá conocer la funcionalidad de la persona en cuanto a las actividades que realiza y las que dejó de hacer, explorar la situación mental, emocional y física.
Durante el extenso tiempo que se prolonga una situación de cuidado, las personas implicadas experimentan cambios en las distintas áreas de su vida. Estos cambios transforman los roles y responsabilidades que hasta ese momento habían tenido los miembros del núcleo familiar afectado. El proceso de "ajuste" a la nueva situación suele llevar asociadas tensiones y dificultades que harán necesario el empleo de habilidades adecuadas de afrontamiento tanto por parte de los cuidadores externos o familiares como de la persona mayor dependiente.
Lo antes mencionado implicará la implementación de un plan personalizado centrado en las necesidades del adulto mayor y su contexto para generar intervenciones profesionales a través de equipos de rehabilitación y/o mediante cuidados auxiliares supervisados por especialistas, en el propio domicilio, buscando fortalecer al máximo posible su nivel de autonomía personal, apoyando la integración social en el entorno habitual de convivencia.
De acuerdo a los últimos estudios realizados sobre el tema, y a la tendencia de los países europeos, el adulto mayor debe permanecer el mayor tiempo posible dentro de su domicilio lo que garantiza finalmente, una mayor calidad de vida.